El colesterol y sus efectos en la sexualidad

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La importancia de llevar una alimentación equilibrada y sana se ha puesto de manifiesto en las últimas décadas como una de las bases para tener una mejor salud y evitar posibles problemas derivados, por ejemplo, del sobrepeso. Lo curioso es que cada vez estamos más rodeados de alimentos que no son precisamente beneficiosos para nosotros, como los ultraprocesados, muy sencillos de preparar y que se conservan durante meses, pero que no nos aportan más que grasas saturadas, calorías inservibles y pocos nutrientes. En muchos casos, la dieta de una persona se basa en este tipo de platos, o en otros que igualmente desequilibran el tipo de alimentación que deberían llevar, desde el alcohol hasta la bollería industria. Las consecuencias pueden ser trágicas, y es que la mala alimentación puede conllevar problemas muy graves en nuestro organismo.

El colesterol, por ejemplo, es uno de los más habituales, y se produce cuando el colesterol de baja densidad, también conocido como colesterol malo, se queda en nuestro cuerpo, pegándose a las paredes de nuestras arterías y provocando que la sangre no corra tan bien a través de todo nuestro organismo, un problema evidentemente muy grave. Por ello siempre ha de mantenerse el control sobre los niveles de azúcar, la tensión y por supuesto, también los niveles de colesterol, para evitar llegar a ese punto dramático. Piensa que estás “envenenando” a tu propio cuerpo con esos alimentos, que no son los que necesitas. Y si todavía no te has dado cuenta de los problemas que esto puede acarrear, tal vez lo hagas cuando te contemos que el colesterol alto puede afectar de manera directa también a tu sexualidad. Es decir, que puedes perder el deseo sexual, o no funcionar tan bien ahí abajo por culpa de altos niveles de colesterol en sangre.

¿Puede influir el colesterol en el sexo?

El colesterol suele afectar a la vida sexual de los hombres prioritariamente, ya que al atender a un problema en el sistema circulatorio, las necesidades varoniles son mayores que las femeninas en este sentido. Cuando el organismo no puede metabolizar todo el colesterol de baja densidad que ingerimos, esta sustancia sencillamente recorre nuestra sangre y se pega a las paredes de nuestras arterias, provocando que el espacio que hay en el interior de ellas sea cada vez menor, lo que dificultará el riego sanguíneo en esos lugares. Esto puede afectar de forma directa a nuestro pene, al no llegar la suficiente sangre como para mantener una erección consistente.

El otro gran problema que encontramos con el exceso del colesterol en sangre es que suele provocar también sobrepeso, lo que hará que el sexo pueda ser menos intenso, por razones obvias. Nuestro cuerpo será más pesado, tendrá menos movilidad, y eso acabará afectando de forma directa a la manera en la que disfrutamos del sexo. Y no hablamos siquiera de los posibles problemas que podemos sufrir por culpa del colesterol, como trombos, posibles ataques cardíacos, etc… que se multiplican con una actividad tan intensa como el sexo, que casi supondría ponernos en “peligro” a la hora de llevarla a cabo.

Problemas de erección a causa del colesterol

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El colesterol afecta especialmente al sistema circulatorio, ya que se pega a las arterias, cortando el paso al riego sanguíneo que es indispensable para que todo nuestro cuerpo funcione, especialmente ahí abajo. La erección no es más que la reacción de nuestro pene ante la excitación, que puede erguirse gracias a los vasos sanguíneos existentes en él, que se llenan para generar ese efecto, al ser un apéndice sin hueso y solo disponer de músculo. Si tenemos el colesterol alto, la sangre puede no llegar tan bien a esa parte de nuestro cuerpo y por lo tanto, las erecciones no durarán tanto como antes, o incluso puede que nos cueste mucho más lograr una, con todo lo que eso supone a la hora de disfrutar del sexo. Además, el colesterol también puede alterar la fuerza con la que los impulsos nerviosos llegan a nuestro pene, haciendo que el deseo sexual y la excitación bajen.

El colesterol en la sexualidad femenina

Ya hemos visto que el colesterol afecta principalmente al hombre, pero la mujer tampoco se libra de las consecuencias de tener altos niveles de colesterol de baja densidad, ya que este también afecta directamente a nuestro deseo sexual. Y es que eso que llamamos excitación no es más que una reacción que se produce en nuestro cerebro, a base de pura química, y a través de la cual se manda un mensaje a nuestras zonas erógenas para que se preparen para un inminente coito. En el caso del hombre, esto sucede con la erección, pero en el de la mujer, aunque no sea tan evidente, también se da, como un fallo a la hora de conseguir esa lubricación o excitación necesaria para estar a punto en el momento adecuado. El colesterol afecta a nuestra libido y genera problemas a la hora de mantener relaciones sexuales.

Cómo mejorar los problemas sexuales por colesterol

Es evidente que lo primero que debemos hacer cuando tenemos este tipo de problemas es acudir al médico, para conocer el nivel de colesterol LDL, el llamado colesterol malo. Si los niveles son demasiado altos, esa puede ser la causa de nuestro problemas de excitación en la cama, al impedir el colesterol que la sangre llegue correctamente adonde debe estar en esos momentos estratégicos. Por eso lo mejor es desprendernos de ese exceso de colesterol, consumiendo alimentos más sanos y llevando una dieta que favorezca la desaparición del colesterol de baja densidad y lo cambie por el de alta densidad, que es mucho más positivo para nosotros y necesario para nuestro organismo.

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Evitar el tabaco y el alcohol también pueden ser una buena solución para conseguir que el problema desaparezca rápidamente, pero sobre todo debemos buscar el otro gran puntal de la vida sana, el ejercicio físico. Especialmente los ejercicios de cardio nos ayudarán a quemar la grasa que se ha quedado en nuestras arterias por culpa del colesterol malo, y a volver a tener una vida mucho más sana y equilibrada. Salir a correr, por ejemplo, o hacer bicicleta, suelen ser dos buenas alternativas, junto con retirar de nuestra dieta todos aquellos productos que sean considerados como perjudiciales, desde las grasas trans hasta las saturadas, el azúcar refinado o el alcohol. Llevarás una vida mucho más saludable y no tendrás problemas a la hroa de disfrutar del sexo.