Posturas sexuales dolorosas que no deberías probar

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El sexo es sin lugar a dudas una de las mejores experiencias que podemos disfrutar en esta vida, y por fortuna a estas alturas ya hemos dejado atrás buena parte de los tabúes que hasta ahora se asimilaban a esta práctica, que para muchos solo tenía sentido con miras a la procreación. El disfrute que se puede conseguir con el sexo ya es suficiente motivo para gozar con él, de la manera más excitante y morbosa, dejándonos llevar por la pasión y probando cosas nuevas para no caer en la rutina. Eso sí, el sexo también se puede volver una experiencia dolorosa y peligrosa si no tenemos cuidado a la hora de elegir muy bien el tipo de posturas que vamos a realizar. Y es que hay algunas que no son precisamente livianas, y que pueden generarnos muchos problemas

Esto ha de ser tenido en cuenta a la hora de entregarnos al placer y a la pasión, porque de lo contrario podremos convertir una experiencia deliciosa y especial en algo doloroso, y no es lo mejor, sin lugar a dudas. Porque cuando estamos con nuestra pareja y queremos pasar un buen rato a través de la experiencia sexual, lo que buscamos es divertirnos y disfrutar sin limitaciones ni malas experiencias. Hay ciertas posturas que debemos evitar, o más bien, cuidarnos de realizarlas de cierta manera, para no caer precisamente en esa experiencia dolorosa que puede ser demasiado limitante para nosotros, y crearnos incluso problemas como el miedo al sexo o dolores en esa zona, derivados de una mala práctica de estas posturas.

La postura del perrito

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Todo un clásico, la postura del perrito es una de las más habituales tanto para el sexo vaginal como para el sexo anal. En ella, la mujer se pone a cuatro patas, dando la espalda al hombre, que la penetra desde detrás. Hemos de tener cuidado con esta postura, sobre todo con los golpes bruscos, algo habitual cuando el chico está penetrando desde esa posición, donde tiene todo el control. La chica puede llegar a sufrir ciertos dolores vaginales con esta postura, si el chico no tiene cuidado. Así mismo, es una posición que no ayuda en la mayoría de los casos al ángulo de penetración del hombre para el placer de la chica, por lo que puede ser mucho menos intensa para ella, en determinadas ocasiones.

Dolor en el sexo anal

El sexo anal es aquel por el cual el chico penetra a la chica a través del ano y no de la vagina, una práctica bastante normalizada actualmente, que en realidad se lleva realizando desde tiempos inmemoriales, y que solo produce placer, ya que en esta postura la misión de la procreación está desestimada. Debido a la estrechez del ano de la chica, que debe ser previamente lubricado y agrandando, este tipo de sexo también puede generar dolores, tanto en ella como en él. Un chico con un pene bastante grande o grueso puede tenerlo más complicado a la hora de penetrar a una chica de esta manera. Para ellas, es habitual que el sexo anal duela al principio. Y sin embargo, con una buena lubricación y mucho cuidado, esta postura puede ser tan satisfactoria como cualquier otra.

La vaquera del revés

Es una de esas posturas que cada vez cuentan con más seguidores, porque se lleva a cabo con la chica encima del chico, tomando el control, y colocándose de espaldas, para facilitar una penetración más profunda. Estamos ante una postura en la que la chica puede llegar a sufrir dolores vaginales e incluso calambres si la intensidad es demasiado fuerte, y si se deja llevar demasiado también podría provocar incluso daños en el pene del chico. La mayoría realizan esta postura para tener esa sensación de poder de estar arriba, y contar también con una postura diferente para el chico, en la que disfrute del trasero de la chica. Sin embargo, como ya hemos visto anteriormente, se deben tomar precauciones para que esta posición no lleve al daño en ninguno de los dos.

El misionero

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La posición más clásica, la más habitual y utilizada por antonomasia, el misionero se corresponde sencillamente con el chico encima de la chica, penetrándola de esa forma para tener un acceso más fácil a su vagina y a su clítoris, de hecho. Es una buena postura siempre que sepamos cómo realizarla, porque de lo contrario podríamos provocar tanto rasgaduras y dolores vaginales en la chica, como también daño en el propio miembro del chico, dependiendo de la manera de penetrar a la chica que tenga. De hecho, una penetración demasiado intensa o rápida puede hacer que el pene choque con la uretra, y eso pueda causar también peligrosas infecciones, algo que deberíamos evitar a toda costa para no sufrir problemas en una parte tan delicada de nuestro cuerpo.

Dolor durante el sexo oral

El sexo oral también puede llegar a provocarnos dolor, especialmente a la chica que lo realiza. Si bien no es una penetración coital, la chica también puede sentirse poco cómoda cuando el pene del chico es demasiado grande y no le quepa realmente en la boca. Los chicos siempre buscan que las chicas realicen la técnica de “garganta profunda”, tragándose todo el miembro, algo que en muchas situaciones puede llegar a provocar arcadas en la chica, e incluso daños en la boca y en los labios, por abrirlos demasiado. Claro que si la chica tampoco toma ciertas precauciones, el problema también puede ser para el chico, por sentir la extrema dureza con la que ella está llevando a cabo la experiencia, o los roces de sus dientes, algo que puede generar un dolor considerable en una zona tan sensible del cuerpo. El sexo oral puede ser muy satisfactorio para ambos, pero hay que saber cómo realizarlo.