Japón es seguramente uno de los países que más fascinan a los occidentales, por su mezcla de tradición y modernidad. Actualmente son uno de los países más avanzados del mundo, tanto económica como tecnológicamente hablando, y además han conseguido todo ese avance en poco más de siglo y medio, ya que a mediados del siglo XIX casi continuaban en sus tiempos medievales. Japón es un país diferente, que ha sufrido guerras, hambre y catástrofes recientes, pero que siempre se ha levantado gracias al esfuerzo y al sacrificio delos japoneses. La idiosincrasia de la cultura nipona es muy especial, y eso también afecta al sexo.
De hecho, el sexo sigue siendo un tema totalmente tabú para los japoneses, que siguen viendo las relaciones sexuales como algo casi prohibido. La timidez extrema en muchos casos les impide desarrollar una adecuada sexualidad. Esto hace que el sexo se reprima, pero que como es natural, salga por otras vías. El hentai, por ejemplo, es el anime para adultos, con escenas explícitas, y uno puede quedarse muy impactado por las cosas que se representan en esos dibujos, donde parece que los japoneses vierten todas esas fantasías que tenían reprimidas hasta ese momento.
La actitud de Japón frente al sexo
El sexo, como decíamos, se sigue viendo como un gran tabú y es un tema del que apenas se habla en público. La concepción japonesa del respeto, la honorabilidad y todos esos conceptos morales es altísima, y nadie quiere deshonrar a su familia o a su nombre por ser visto como un obseso sexual. Sin embargo, la represión sexual de los japoneses acaba revirtiendo en una situación especial en la que buscan experiencias sexuales cada vez más extrañas, desarrollando fetichismos que seguramente, desde nuestra perspectiva, veamos como demasiado raros. En este artículo hemos recogido algunos de ellos, y esperamos que no se asusten.
‘Alquiler’ de colegialas
La cultura de las colegialas es bastante común en Japón, centrándose en ella una gran parte de la música, los vídeos o los mangas. Como en cualquier otro país, estas chicas también salen a divertirse, pero algunas incluso se ofrecen para acompañar a hombres ya adultos en caminatas, charlas… Es un oscuro negocio en el que se ofrece dinero a estas chicas, muchas de ellas menores de edad, por pasar un rato en público con ellas. Los que lo hacen dicen que no tiene nada de sexual, evidentemente, pero las sospechas siguen recayendo sobre este oscuro negocio que no está ni mucho menos bien visto, pero que es más habitual de lo que imaginamos.
Los famosos salones rosa
La prostitución está totalmente prohibida en Japón, pero hay algo curioso, y es que solo la penetración se considera prostitución, así que el cliente puede disfrutar de otro tipo de servicios sin que eso sea nada ilegal. En los salones rosa, por ejemplo, se llevan a cabo felaciones en salas oscuras y privadas, por parte de señoritas que evidentemente, cobran por ello. Hay comida y bebida y se pueden pagar tarifas por 15, 30 o 60 minutos. Eso sí, muchos de estos salones rosa no permiten la entrada de extranjeros, ya que la mayoría de chicas prefieren no enfrentarse a ese tipo de clientes.
Burusera: compra y venta de ropa interior usada
Otro de los fetiches más desarrollados por los hombres japoneses es el de la ropa usada. La mayoría de ellos siente un gran morbo al encontrar ropa de mujer que haya sido usada, especialmente braguitas de todo tipo. Esto ha dado pie incluso a un negocio, el de la compra y venta de este tipo de prendas, llamado Burusera. Hay quien paga muchísimo dinero por prendas determinadas, sobre todo si son de chicas jóvenes o si tienen dibujos más infantilizados. De nuevo es el fetiche de la animadora, de la colegiala, que parece que gusta tanto a los japoneses.
Los Imekura, lugares en donde los hombres hacen realidad todas sus fantasías.
(Imagen del Maid Café Maidreamin.com)
Existen igualmente en Japón lugares especialmente ideados para que los hombres cumplan sus fantasías más morbosas y ocultas. Son los Imekura, sitios donde los clientes son atendidos por chicas jóvenes y hermosas que van disfrazadas según la temática del lugar. Están los Maid Café, por ejemplo, donde ellas se convierten en doncellas que cumplen todos los deseos de los clientes, o también otros lugares en los que hay habitaciones especialmente pensadas para recrear un vagón de tren, la clase de un instituto… Todo para ponerse en situación y llevar a cabo esa fantasía que tanto buscan los hombres adultos. La satisfacción de esas fantasías reprimidas es el objetivo de estos negocios que están proliferando mucho en las grandes ciudades japonesas.